sábado, 7 de diciembre de 2013

EL SUEÑO DE MANDELA

Recuerdo como si fuese ayer, el anuncio en una radio de provincia al interior de Chile, en nuestra finca de vacaciones, de  aquel verano de 1990,  en que Mandela un conocido muy grato para mi, ya que me rodie de algunos amigos afroamericanos cercanos en Harvard a su historia y lucha.

Estando con mi unico novio de aquella epoca, con el que me iba a casar, recuerdo ir conduciendo por una nueva carretera hacia la montaña interior de un paraje arido cercano al embalse La Paloma, parte de una provincia generosa que en aquel paraje asoman viñedos de uva de mesa que se exportan a las mesas europeas y japonesas. Me detuve en una boca de lobo en donde a  casi 10 kilometros solo alumbraban las tenues luces de algun pueblo cercano con aquella luz antigua que mas bien parece sacada de los años 40. Me detuve porque sabia que lo que estaba escuchando pasaria a la historia y con ella Nelson Mandela el preso politico mas ejemplar que he visto en mi vida.

Tengo una serie de contradicciones ahora que escribo este post, porque no se si MANDELA realmente vio su sueño cumplido, de una Sudafrica sin apartheid, con oportunidades para todos por igual, con pleno empleo, solo hay que recordar que Sudafrica al presente presenta un 25% de desempleo, siguen habiendo lugares encubierto solo para blancos, cerca de Pretoria, Kleinfontaine es un ejemplo que Mandela quizá no pudo con tanta division social, racial aun a su pesar de toda su extensa obra de lucha politica, social e igualitaria.

Sin ser Sudafricana, me siento orgullosa de un ser humano tan perseverante y verdadero, porque ya no nos quedan heroes de carne y hueso, porque MANDELA ha muerto dejandonos huerfanos a expensas de los avariciosos del poder que no restituyen la dignidad a los seres humanos, como lo hizo MANDELA con su comision verdad y justicia, porque si MANDELA se comio entre comillas su rabia de recibir el nobel de la paz con Le Clerck, nadie jamas estuvo a su altura, porque fue capaz de perdonar, aunque no hay perdon, ni olvido, sin reconciliacion y verdad, esa verdad que el mostro a un mundo enmudecido ante la generosidad de un ser humano con 27 años en la carcel, sin derechos esenciales, sin nada mas que sus convicciones de potenciar la lucha de todos los afroamericanos sin derechos en Sudafrica.

Mis condolencias a mis amigos Avelino y Mirta que llevan viviendo mas de 30 años en Sudafrica, y se que ellos son un honorable ejemplo de blancos europeos conviviendo amable y humanente con la division racial que aun persiste en Sudafrica.

Adios MADIBA, gracias por dejarnos tu lucha de legado y para que NUNCA MAS EN SUDAFRICA vuelva a ocurrir lo que ya es pasado.

Seria honroso y generoso que si Kruger tiene una estatua en Pretoria en la plaza central, la de Mandela estuviese de frente a la de él, mirando en su mismo horizonte como señal de igualdad y de que nadie esta por sobre otros, ni por su color, religion o pensamiento.

1 comentario:

SOUSA-POZA dijo...

Por C. L. Rodriguez en EL CORREO GALLEGO:


"HASTA que aparece la figura de Mandela en la historia, la idea de revolución lleva aparejada la violencia. La francesa y la rusa, prototipos del cambio político durante mucho tiempo, suponen darle la vuelta a la situación imperante, de modo que oprimidos y opresores se intercambian los papeles, sin alterar la forma en que se ejerce el poder, siendo así que Robespierre no deja de ser un monarca absoluto al que sólo le falta el trono, y Lenin un nuevo zar que hereda todos los atributos de los Romanov, menos cetro y corona.

La de Mandela es una revolución más profunda. Todo el escenario sudafricano estaba preparado para una convulsión clásica, en la que la parte sojuzgada se toma la revancha. Los blancos parecían destinados a ser lo que fueron los aristócratas en Francia o los burgueses en Rusia, tras una guerra civil sangrienta que haría que el nuevo Gobierno se apoyara en cimientos hechos de víctimas y represaliados. El odio acumulado por tanto tiempo de apartheid indicaba un camino trágico, y los veintisiete años de reclusión del líder hacían esperar de él una actitud beligerante, intransigente y poco dada al acuerdo con sus carceleros. Casi era lo natural, y sin embargo el destino siguió otro curso. Mandela no quiso ser un nuevo Robespierre ni un moderno Lenin, sino el padre de un país reconciliado. Su victoria sobre los enemigos fue mucho más profunda que en otras revoluciones."