domingo, 3 de junio de 2012

EL VESTIDO VERDE



Fue en el verano de 1975 , viernes 4 de julio de 1975 en que junto a mis abuelos ibamos en nuestro coche de camino a Haifa al encuentro de tio Ben y mis primos, es viernes previo al atardecer en que juntos celebraremos Sabbat como cada viernes por medio.

En Haifa esperamos en una agradable bocateria, donde hasta hoy venden los mejores helados de la ciudad, hechos por sus propios dueños, de una forma puramente artesanal como en la epoca fenicia, que es alli en donde desembarcaron junto a los griegos. La variedad de sabores, hace que mi favorito desde siempre, sea el helado de especias de Canela, que mientras lo resoplo con ansias, en mi paladar siento ese sabor dulce suave de la canela y me gusta ese color candy que tiene el helado y las astillas suaves de hielo molido, tan frio que se deslizan por mi garganta, agitando mi estomago de gusto.

Mientras hacemos la hora, mi abuelo lee el periodico y mi abuela toma su te de jazmin, antes de ir a una tienda cercana a cojer algunos alimentos preparados que nos hacen falta para Sabbat.

Yo observo el sonido de las gaviotas que cercanas, revolotean por el puerto cercano a unas cuantas calles de alli, mientras juego con mi cono de masa sin leudar, un rico barquillo sabor a harina con agua que parece una galleta crujiente.

En Haifa me han comprado siempre los zapatos, tambien voy  al medico de niños, un señor ya muy mayor que mas bien, es medico rabino experto en circunsiciones, es el medico de cabecera de nuestra familia de apellido Borohovich que atiende en una consulta particular en el centro de Haifa, casualmente pasa por alli con su maletin como si alli llevase muchas herramientas, nos saluda cordialmente y se sienta a pedido de mi abuelo a tomarse un refresco.

Estamos disfrutando del momento en una mesa de la terraza del local, y de un momento a otro las personas se alborotan, empiezan a dejar el sitio despavoridos, otros buscan un sitio para mirar la television de la bocateria, suenan a lo lejos las bocinas de los coches de la policia y en una especie de terror que se va apoderando de todo el mundo, emprendemos la huida, junto al doctor Borohovich, que sale escopetado con su maletin y su sombrero de hala ancha de rabino consumado, como clamando a Dios y recitando toda su furia hacia el cielo, mientras mi abuelo y yo corremos en busca de mi abuela que esta en una tienda cercana comprando comida fria Kosher para el dia de descanso, yo con el apuro pierdo una de mis sandalias de verano y quedo como pidiendo explicaciones a mi abuelo y él solo atina a cargarme, porque es un hombre de contextura maciza, alto , fuerte, aunque ya viejo, pero aun con fuerzas para cargarme hasta la calle siguiente que esta atestada de personas y coches, hay un atasco de proporciones, es viernes previo a nuestro sabbat, pero aun no comprendo que sucede, las personas lloran, puedo ver algunos con las famosas mascaras antigases ya puestas, le pregunto a mi abuelo que ¿ sucede ?, el solo me dice que permanezca callada, hasta que aparece mi abuela corriendo por la bocacalle, con algunas bolsas de comida, llena de lagrimas diciendo que en Jerusalem en la plaza de Zion han puesto una bomba en una nevera, que han muerto muchas personas, otras tantas heridas.


Haifa esta distante de Jerusalem, en aproximadamente 1 hora y 50 minutos y tal parece que el atentado bomba ha sido en nuestras narices, porque de inmediato por las calles asoman soldados del ejercito israeli en grandes comboyes camino al centro del Jerusalem...


Me preocupa mi hijo Ben y su familia, me preocupa saber en que lugar nos refugiaremos, temo volver con esta niña pequeña a casa (Nahariya)( eso lo decia mi abuelo por mi ), estamos cerca de la frontera con Libano, hay escaramuzas todos los dias, huele por todos lados a guerra, a una vieja y añeja guerra que no tiene ni tiempo, ni punto final, por lo siglos de los siglos, hasta que no quede una gota de nuestra sangre en la tierra que Dios nos prometio, porque yo morire, moriran las generaciones que he plantado y nadie vera un pueblo justo viviendo en un lugar justo.


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Mi abuelo llevaba un diario de vida de muchos cuadernillos, durante su vida, desde que era un chaval hasta un año antes de morir en el año 1978...Divagaba mucho, y yo recibi como parte de la herencia de Papá, estos cuadernillos que atesoro y que trato de traspasar aqui, narrando una historia congruente.


De aquel dia tengo recuerdos, algunos vagos otros firmes, y siempre con la inocencia de mis pensamientos y creanme que a veces recuerdo el miedo metalico, ese que pone la lengua acida y que llena de saliva la boca como un liquido ligoso que no cesa jamas.








3 comentarios:

SOUSA-POZA dijo...

Se dice se Julia Roberts que de ninya era una birria: tu eras una preciosidad ya de ninya.

El problema que tengo es que comprendo y simpatizo tanto con moros como con judios: sera porque como espanyol llevare sangre de ambos. Sin embargo no les veo salida de su laberinto. Va a haber que esperar que surja un Salomon.

Portarosa dijo...

Buf...
Qué horror. Cómo se vive así, con eso.

Un beso.

SOUSA-POZA dijo...

Se dice se Julia Roberts que de ninya era una birria: tu eras una preciosidad ya de ninya.

El problema que tengo es que comprendo y simpatizo tanto con moros como con judios: sera porque como espanyol llevare sangre de ambos. Sin embargo no les veo salida de su laberinto. Va a haber que esperar que surja un Salomon.